Puestos a aprender
Aquí, asobinada entre las faldas de la mesa y arropada en el
brasero; la imagen gráfica es bastante sencilla de imaginar porque intuyo que
todos habéis pasado por este “atrapa personas” y que suele hallarse en un final: la siesta.
Antes de ella, me apetecía reflejar unas palabras, el por
qué supongo que es por la soledad (bastante deseada en este caso) de estos días
de descanso. Y como este tiempo para mí era tan necesario, me he sentido hasta
en la obligación de expresarlo jaja. Y es que estos tiempos solitarios los
considero fundamentales, es como un STOP en tu mente y sin querer tus
pensamientos empiezan a realizar un análisis de la situación actual de tu vida.
¿Qué cómo es la mía? Dicen que la perfección no existe, pero en este caso es
muy idílica. Lo es tanto que me asusta.
Me enseñaron a agradecer todo, no puedo deducir mi forma de
expresarme si no es con un gracias de por medio. Y es ahora cuando más
agradecida estoy con todo lo que me envuelve y todos los que estuvieron, están
o estarán; porque son/sois quienes me han formado y forman. También aprendí a
agradecer no sólo las cosas buenas, llamadme tonta pero hacerlo con lo malo
también es importante, ¿de dónde sacaría mis valores? Creo que no me asemejaría
a lo que soy hoy que, por otra parte, se define en feliz.
Y por aprender, aprendí que siempre hay algo que aprender, y
sin querer he aprendido a vivir con la mejor filosofía que conozco: vivir el
aquí y el ahora.

Por supuesto que voy
a terminar de modo muy sencillo, para que veáis que tampoco me apetece
complicarme: GRACIAS, por leerme, por estar ahí y porque quiero.
Firma la happy del día: María R. Rabadán
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