Ya anochece

La noche… ¡para mí es tan importante! Es el instante del día en el que todos los pensamientos, de repente, se agolpan y como si nada empiezan a fluir las cositas que te rodean por la cabeza: llega el momento de meditar.

La noche… momento en el que el peligro aumenta. Puedes ir con una sonrisa perfecta y que dos individuos te den el susto de tu vida. En sus manos queda el destino de que esa sonrisa desaparezca para siempre o que hayas tenido suerte. Cerca de este mismo día pero un año atrás, tuve la mala suerte de vivir esta ventura, por suerte sólo se quedó en un susto que me ha hecho de ir precavida por las calles.

Entonces ¿la noche conlleva connotaciones de riesgo? Sí, no nos engañemos, puede ocurrirte el riesgo más grande de todos: enamorarte.

¡Uf... qué tema he tocado! El amor, sentimiento que todo ser humano persigue. Razón de existir. En lo que al principio la ilusión envuelve tu cabeza y no deja ver más allá de esa persona. Sentimiento que a la larga la ilusión se transforme en cariño, respeto, confianza, dependencia, pasión. Y si sumamos años se acrecienta todas estas características (la pasión es discutible).

En cualquier caso, el verbo amar es lo que todo el mundo persigue. Unos lo encuentran antes, otros después… hay quienes su media naranja se han convertido en manzana y no la consigue ver. Que este último grupo de personas no se preocupe, también existe el amor de tu familia, de tus amigos, de los que sí están y estarán de por vida. Lo que sí está clarísimo es que algo hay ahí, en nuestro corazón, porque sino nada tiene sentido.

Un consejo: nunca lo busques, que aparezca sólo. De esta manera es cuando el proyecto empieza desde la sinceridad de unos sentimientos, y no de forzarlos. Tiene que ser una sorpresa en tu vida que, a partir de ahora, te cambiará.

Prefiero que todo suceda un día inesperado. Aunque bueno, antes que el día, mejor de noche, en la hora de dormir, como si tuvieses que estar viviendo en tus sueños pero haciéndose realidad.