Another roll

Quería innovar, y como la cosa va de celebraciones está feo ya ser monótona. Por ello, a pesar de que se relacione un poco el tema de la publicación al de la entrada anterior, me dirijo a vosotros de un modo más coloquial. Coger palomitas y pinchar en  Engaños manifiestos . Como iba con tantas, tantísimas prisas (igual que en estos momentos), no me puse de pie ni nada para enseñaros el vestido que mi modista favorita me hizo, se llama Esmeralda González . Tengo que presumir de ella, es la madre de mi mejor amiga de la universidad, Celia (recordad que también os hablé de ella) y os aseguro que tiene unas manos que más quisiera la protagonista del Tiempo entre Costuras. Pero no os quedaréis sin saber como iba yo y, por supuesto, el resto de jovenazas que tengo a mi alrededor. Perdonad por ser tan escasa!!, la próxima os entretengo un pelín más.

Hace exactamente 15 años y tres días que celebré mi 1ª Comunión. Para la verdad no me enteraba de nada, mi santa madre me plantó el vestido y:  Te meas con esa cara - “Ay qué grande estás ya” - “La niña más guapa de todas” - “Ya te tienes que portar bien…” Y variados piropos que tampoco es que me importaran mucho. ¿Hola, qué pasa, por qué llevo este vestido de mini boda? Ni idea, de lo que sí sabía era de la multitud de regalos que acababa de recibir por el hecho de que un cura me daba pan de ángel con forma redonda y le llamaba “hostia sagrada”. ¡Que me diga alguien que fue un día imborrable y que os acordáis de todo!, ¡vamos valientes!; puede que alguno saltéis a contradecirme recalcando que sí fue especial, pero intuyo que gana por goleada la desigualdad que con 9 años nos da la iglesia. Esto viene porque ayer fui a una comunión a la que el acto en sí, es decir, la de darle una hostia a la niña (dime que estás sonriendo por pensar con segundas), era lo de menos.

¡Hoy escribo por obligación! Es una vía de salida para sobrevivir. Seguro que os ha pasado: lunes, después de muchos planes denominados “lo que surjan” en el fin de semana (los mejores y peores para ahora); y ubicada en una silla durante horas. Ay madre… ¡no, no, no! No puedo sostener mi cabeza. Sé que la tortícolis es horrorosa pero en estos momentos se necesita para mantenerme recta. Como ya me lo tomo con filosofía esto de mis prácticas, intento desarrollar mis horas en aprovechar el tiempo en otras cosas. Pero nada, que hoy nada de ganas ni de mis funciones y mucho menos de otras. Y ya que me he puesto aquí a monologar en mi querido Blog, al cual algo de cariño le estoy tomando… ¡voy a renovar!; si, si. Aprovecharé para diseñar un poco esta url o incluso crearme otra algo menos obsoleta. Siempre aconsejo a la gente sobre qué sería más apropiado pero luego yo… ¡jo, soy un desastre! Con la de bloggers súper estilosas y fashions que hay ahora y que no paran de triunfar, pues nada

Así, si os dejo un tiempecito sin entradas, apetece ver qué es lo que escribo ahora ¿no? Sí, es una excusa por ser tan descuidada pero ya sabéis la negativa que le tengo a las tecnologías. ¡Ya mayo señores! De aquí a nada, brindando por el 2015. No me gusta correr tanto pero el tiempo pasa volando y reconozco que un poco de respeto sí me da… Desde mi última entrada ya ha pasado semana santa, y prácticamente ya estamos en verano aunque no lo determine el calendario (lo digo, sobre todo, por estas temperaturas). Y bueno ¿qué os voy a relatar hoy? Pues es bien merecido hablar de una luchadora nata, un ejemplo a seguir por el esfuerzo que pone en cada objetivo que quiere conseguir. Ella es quien me conoce más que yo misma, no me atrevo a decir más que mi madre pero hay veces que hasta me asusta. Mi querida amiga… ya conocemos todos que “colegas muchos, amigos pocos”. Afirmo este dicho y ella es uno de mis pocos. Pero ¿a cuento de qué voy a hablar de ella? Pues bien, os resumo: mi gr